jueves, 28 de mayo de 2009
Xoves, 28 de Mayo, CLAUDIO RODRIGUEZ FER
Nos habla sobre el poeta extraordinario MANUEL ANTONIO, donde el mar se hace carne y alma de la experiencia iniciatica.
sábado, 23 de mayo de 2009
Leyendo a Kavafis, amor y perdida, rebeldia y gozo
-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.
-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.
-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñiendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.
-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.
-¿Por qué no a acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.
-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros ya no existen.
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
jueves, 21 de mayo de 2009
miércoles, 20 de mayo de 2009
recordando a Mario Benedetti
Hace dos días leía unas declaraciones de Antonio Gamoneda, las apunte en los papelorios que dobladitos llevo siempre conmigo en el bolsillo de atrás, papeluchos en los que se ordenan los alimentos: tomates, jenjibre, patatas, pan, meigas o piña, y cuatro o cinco cosas que inaplazablemente tengo que hacer y que inevitablemente constato que no he hecho. Bueno, ahí, apunte lo que decía Gamoneda, mas o menos, las palabras informativas tienen su lugar en el púlpito, en la television, en las columnas...la poesía, el discurso poetico es de otra naturaleza... ; Hoy veo que en declaraciones a alguien durante la presentación de su libro de memoria, enfurruñado, parece ser, preguntado por Mario Benedetti, viene a decir que admira al hombre pero que esa poesía no es lo que el considera tal.
Tome nota de aquellas palabras por que de algun modo coinciden con lo que yo pienso respecto al hecho poético.
Siempre digo que me hubiera gustado tener la capacidad de Bertolt Brecht para escribir el dolor mio cosido al dolor de todos, la alegría mía bordada a la alegría de todos, pero no fue posible. Y supe muy pronto que la poesía seria para mi el lugar donde habitaría el alambique del dolor, los poemas, la destilación mas sutil y espirituosa que pudiese alcanzar, y la denuncia, el discurso político, la soflama, el asco hecho publico ante tanta miserable abundancia, seria el dorso o el envés del poema, del poema con su capacidad para atrapar y volar las emociones, los animales oscuros, la temblante duda, la soledad terca...
Pero a muerto Mario Benedetti, un hombre bueno, un amigo inagotable, y quiero recordarlo como un poeta, como un prodigo poeta de la vida luminosa y herida.
Hay poetas y poetas, y poesía y poesía, pero siempre sera para mi imprescindible, que exista un hombre, una mujer, humanos, humanas, necesariamente humanos detrás de todos los quehaceres que nos entretienen hacia la muerte. Y la generosidad y el amor, con el dolor que acarrean, la perdida y el olvido, y la bendita malasuerte constituyen la materia prima de la poesía.
Recordemos a Benedetti, hay tanto tiempo por delante...
SOY UN CASO PERDIDO
Por fin un crítico sagaz reveló
(ya sabía yo que iban a descubrirlo)
que en mis cuentos soy parcial
y tangencialmente me exhorta
a que asuma la neutralidad
como cualquier intelectual que se respete
creo que tiene razón
soy parcial
de esto no cabe duda
más aún yo diría que un parcial irrescatable
caso perdido en fin
ya que por más esfuerzos que haga
nunca podré llegar a ser neutral
en varios países de este continente
especialistas destacados
han hecho lo posible y lo imposible
por curarme de la parcialidad
por ejemplo en la biblioteca nacional de mi país
ordenaron el expurgo parcial
de mis libros parciales
en argentina me dieron cuarenta y ocho horas
(y si no me mataban) para que me fuera
con mi parcialidad a cuestas
por último en perú incomunicaron mi parcialidad
y a mi me deportaron
de haber sido neutral
no habria necesitado
esas terapias intensivas
pero qué voy a hacerle
soy parcial
incurablemente parcial
y aunque pueda sonar un poco extraño
totalmente
parcial
ya sé
eso significa que no podré aspirar
a tantísimos honores y reputaciones
y preces y dignidades
que el mundo reserva para los intelectuales
que se respeten
es decir para los neutrales
con un agravante
como cada vez hay menos neutrales
las distinciones se reparten
entre poquísimos
después de todo y a partir
de mis confesadas limitaciones
debo reconocer que a esos pocos neutrales
les tengo cierta admiración
o mejor les reservo cierto asombro
ya que en realidad se precisa un temple de acero
para mantenerse neutral ante episodios como
girón
tlatelolco
trelew
pando
la moneda
es claro que uno
y quizá sea esto lo que quería decirme el crítico
podría ser parcial en la vida privada
y neutral en las bellas letras
digamos indignarse contra pinochet
durante el insomnio
y escribir cuentos diurnos
sobre la atlántida
no es mala idea
y claro
tiene la ventaja
de que por un lado
uno tiene conflictos de conciencia
y eso siempre representa
un buen nutrimento para el arte
y por otro no deja flancos para que lo vapulee
la prensa burguesa y/o neutral
no es mala idea
pero
ya me veo descubriendo o imaginando
en el continente sumergido
la existencia de oprimidos y opresores
parciales y neutrales
torturados y verdugos
o sea la misma pelotera
cuba sí yanquis no
de los continentes no sumergidos
de manera que
como parece que no tengo remedio
y estoy definitivamente perdido
para la fructuosa neutralidad
lo más probable es que siga escribiendo
cuentos no neutrales
y poemas y ensayos y canciones y novelas
no neutrales
pero advierto que será así
aunque no traten de torturas y cárceles
u otros tópicos que al parecer
resultan insoportables a los neutros
será así aunque traten de mariposas y nubes
y duendes y pescaditos
domingo, 10 de mayo de 2009
demos la bienvenida a CALUDIO RODRIGUEZ FER
con este hermoso y erotico poema:
A BOCA VIOLETA
A túa boca violeta boreal e venérea
levita polo cosmos inmensamente aberta
manando levemente lava rosa
na hora horizontal das cavernas da carne.
A túa boca violeta é de ferro fundido
ten o fulgor da obsidiana no van das amazonas
e a impudicia polar das súas tangas de morsa.
Sobre magmas de ámbar orificios volcánicos
cuspen saliva negra contra o lóstrego que ferve
nos tubulares vieiros para o seme letal.
A túa boca violeta ten a melura do leite máis azul:
é como un diplodocus que se amara en silencio
entre millo zafiro e mapoulas de grutas uvulares.
Imos aos portos grises sobre petróleo branco.
O alento lácteo que arremuíñas petrifica o meu líquido
e desata os instintos de nadar ás panteras.
A túa boca violeta de contornos infinidos
entreábrese a todo o que sexa lila.
As montañas de azucre da túa patria pomona
e os lagos de licores de xauxa ou de cucaña
esvaran mainamente por utopías lascivas
mentres morde o roibén e gallonas as vulvas.
A túa boca violeta boreal e venérea
abociña os seus beizos con acenos de gruta
e a trallazos irrompe eruptiva e volcánica.
Amo a lingua de serpe que se enrosca e se estira
como a funda da froita ou a pel da ventosa
que nos leva onde a aurora non preludia arenarias.
Amarei a túa lava sobre todas as cousas
e o bilabial crepúsculo saberá como falo.
viernes, 8 de mayo de 2009
miércoles, 6 de mayo de 2009
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO
Arthur Rimbaud - Una temporada en el infierno
Delirios I
LA VIRGEN LOCA
EL ESPOSO INFERNAL
Escuchemos la confesión de un compañero de infierno:
«Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras sirvientas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!
»¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Qué de lágrimas! ¡Y qué de lágrimas espero más tarde, todavía!
»¡Más tarde, conoceré al divino Esposo! Yo nací sometida a El.
-¡El otro puede golpearme ahora!
»¡Ahora, estoy en el fondo del mundo! ¡Oh amigas mías!... no, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es idiota!
»¡Ah! yo sufro, grito. Sufro en verdad. Sin embargo, todo me está permitido, cargada con el desprecio de los más despreciables corazones.
»En fin, hagamos esta confidencia, aunque haya de repetírsela veinte veces más, ¡igualmente sombría, igualmente insignificante!
»Yo soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas. Es precisamente ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí, que he perdido la prudencia, que estoy condenada y muerta para el mundo, ¡no me han de matar! ¡Cómo describíroslo! Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de duelo, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de frescura, Señor, si lo consentís, si así lo consentís!
»Yo soy viuda ... Era viuda ... por cierto que sí, yo era muy seria antaño, ¡y no nací para convertirme en esqueleto!...
El era casi un niño... Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo mi deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.
»El dice: "Yo no amo a las mujeres. Hay que reinventar el amor, es cosa sabida. Ellas no pueden desear más que una posición segura. Conquistada la posición, corazón y belleza se dejan de lado: sólo queda un frío desdén, alimento del matrimonio hoy por hoy. O bien veo mujeres, con los signos de la felicidad, de las que yo hubiera podido hacer buenas camaradas, devoradas desde el principio por brutos sensibles como fogatas ..."
»Yo lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un hechizo. "Soy de raza lejana: mis padres eran escandinavos; se perforaban las costillas, se bebían la sangre. Yo me voy a hacer cortaduras por todo el cuerpo, me voy a tatuar, quiero volverme horrible como un mongol: ya verás, aullaré por las calles. Quiero volverme loco de rabia. Jamás me muestres joyas, me arrastraría y me retorcería sobre la alfombra. Mi riqueza, y o la querría toda manchada de sangre. Jamás trabajaré ..."
»Muchas noches, como su demonio se apoderara de mí, nos molíamos a golpes, ¡yo luchaba con él! Por las noches, ebrio a menudo, se embosca en las calles o en las casas, para espantarme mortalmente. "De veras, me van a cortar el pescuezo; va a ser asqueroso". ¡Oh! esos días en que quiere aparecer con aires de crimen.
»A veces habla, en una especie de dialecto enternecido, de la muerte que trae el arrepentimiento, de los desdichados que indudablemente existen, de los trabajos penosos, de las partidas que desgarran el corazón. En los tugurios donde nos emborrachábamos, él lloraba al considerar a los que nos rodeaban, rebaño de la miseria. Levantaba del suelo a los beodos en las calles oscuras. Sentía la piedad de una mala madre por los niños pequeños. Ostentaba gentilezas de niñita de catecismo. Fingía estar enterado de todo, comercio, arte, medicina. ¡Yo lo seguía, no había nada que hacer!
»Veía todo el decorado de que se rodeaba en su imaginación; vestimentas, paños, muebles; yo le prestaba armas, otro rostro. Yo veía todo lo que lo emocionaba, como él hubiera querido crearlo para sí. Cuando me parecía tener el espíritu inerte, lo seguía, yo, en acciones extrañas y complicadas, lejos, buenas o malas: estaba segura de no entrar nunca en su mundo. Junto a su querido cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas he velado, preguntándome por qué deseaba tanto evadirse de la realidad. Jamás hombre alguno tuvo ansia semejante. Yo me daba cuenta -sin temer por él- que podía ser un serio peligro para la sociedad. ¿Quizá tiene secretos para transformar !a vida? No, no hace más que buscarlos, me replicaba yo. En fin, su caridad está embrujada y soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría suficiente fuerza -¡fuerza de desesperación!- para soportarla, para ser protegida y amada por él. Por lo demás, yo no me lo figuraba con otra alma: uno ve su Ángel, jamás el Ángel ajeno-según creo-. Yo estaba en su alma como en un palacio que se ha abandonado para no ver una persona tan poco noble como nosotros: eso era todo. ¡Ay! dependía de él por completo. ¿Pero qué pretendía él de mi existencia cobarde y opaca? ¡Si bien no me mataba, tampoco me volvía mejor! Tristemente despechada, le dije algunas veces: "Te comprendo". El se encogía de hombros.
»Así, como mi pena se renovara sin cesar, y como me sintiera más extraviada ante mis propios ojos -¡como ante todos los ojos que hubieran querido mirarme, de no haber estado condenada para siempre al olvido de todos!- tenía cada vez más y más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amistosos, yo entraba realmente en un cielo, un sombrío cielo, en el que hubiera querido que me dejaran pobre, sorda, muda, ciega. Ya empezaba a acostumbrarme. Y nos veía a ambos, como a dos niños buenos, libres de pasearse por el Paraíso de la Tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajábamos juntos. Pero después de una penetrante caricia, me decía: "Cuando yo ya no esté, qué extraño te parecerá esto por que has pasado. Cuando ya no tengas mis brazos bajo tu cuello, ni mi corazón para descansar en él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque algún día, tendré que irme, muy lejos. Pues es menester que ayude a otros: tal es mi deber. Aunque eso no sea nada apetitoso... alm4a querida..." De inmediato yo me presentía, sin él, presa del vértigo, precipitada en la sombra más tremenda: la muerte. Y le hacía prometer que no me abandonaría. Veinte veces me hizo esa promesa de amante. Era tan frívolo como yo cuando le decía: "Te comprendo".
»Ah, jamás he tenido celos de él. Creo que no ha de abandonarme. ¿Qué haría? No conoce a nadie, jamás trabajará. Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su bondad y su caridad para otorgarle derechos en el mundo real? Por momentos, olvido la miseria en que he caído: él me tornará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre el empedrado de ciudades desconocidas, sin cuidados, sin penas. O yo me despertaré, y las leyes y, las costumbres habrán cambiado-gracias a su poder mágico-; el mundo, aunque continúe siendo el mismo, me dejará con mis deseos, con mis dichas, con mis indolencias. ¡Oh! me darás la vida de aventuras que existe en los libros para niños, como recompensa, por tanto como he sufrido? Pero él no puede. Yo ignoro su ideal. Me ha dicho que siente nostalgias, esperanzas: eso no debe concernirme. ¿Le habla a Dios?
»Quizá debiera yo dirigirme a Dios. Estoy en lo más profundo del abismo, y ya no sé orar.
»Si él me explicara sus tristezas, ¿las comprendería yo mejor que sus burlas? Me ataca, pasa horas avergonzándome con todo lo que ha podido conmoverme en el mundo; y se indigna si lloro.
»"¿Ves a ese joven elegante que entra en una hermosa y tranquila residencia? Se llama Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué sé yo? Una mujer se ha consagrado a amar a ese malvado idiota: ella ha muerto, y es seguro que ahora es una santa en el cielo. Tú causarás mi muerte, como él causó la muerte de esa mujer. Esa es la suerte que nos toca a nosotros, corazones caritativos..." ¡Ay! había días en que todos los hombres con sus actos parecíanle juguetes de grotescos delirios: y, se reía espantosamente, durante largo rato. Luego, recuperaba sus maneras de joven madre, de hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje, estaríamos salvados! Pero también su dulzura es mortal. Yo me le someto. ¡Ah, estoy loca!
»Acaso un día desaparezca maravillosamente; pero es menester que yo sepa si ha de subir a algún cielo, ¡que pueda ver un poco la asunción de mi amiguito!»
¡Vaya una pareja!
domingo, 3 de mayo de 2009
poeta y poesia, a la altura del alma
antologia del Poeta Jose Angel Valente, son todos los poemas que leeremos este lunes en el club de lectura de poesia.
Sera una de las lecturas mas intensas y una de las voces mas profundas que tendremos el placer de compartir.
Entrevista a juan Goytisolo sobre Valente
El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras ).
El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).
Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.
El amor está en cuanto levantamos
(torres, promesas).
En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).
Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.
Palabras de Juan Goytisolo:La manifestación de un gran poeta, esa flor más bien rara, origina una secuencia de fenómenos de intensidad y duración variables: provoca, como un cambio climático, la emergencia de una nueva especie de críticos-poetas y de poetas-críticos en virtud de los desafíos que plantea.
La obra de José Ángel Valente, especialmente la de las tres últimas décadas, ha creado un espacio en nuestras letras al que sería inútil acercarse con los herrumbrosos pertrechos de la crítica al uso. Quienes intentan agruparla en conjuntos generacionales o medirla con el rasero de un discurso tan vacuo como reiterativo se condenan a no entenderla. El lenguaje poético engendra su propio lenguaje crítico. Éste no puede ser el mismo para San Juan de la Cruz que para Góngora, puestos a citar un ejemplo claro respecto a dos de los mayores poetas de nuestra lengua.
Es sumamente aguijador seguir paso a paso, de libro en libro, la construcción del mundo poético de Valente. No se trata de un crecimiento previsible ni de una prolongación de la obra ya hecha. Cada una de sus estaciones o lances crea un ámbito de reflexión e impone al lector la aventura de adentrarse en una terra incognita en la que deberá acampar, con levedad y sigilo, para examinarla con detenimiento. El autor nos ayuda a ello pues, paralelamente a la extensión y acotación de su campo poético, abre un espacio cognitivo que sirve de fundamento y fulcro a su fuerza genésica. La piedra y el centro y Variaciones sobre el pájaro y la red muestran la cuidadosa apropiación por Valente no sólo de la propia tradición —la de Teresa de Ávila, Juan de la Cruz y Miguel de Molinos, a quienes rescata, en unas páginas luminosas, de las empobrecedoras lecturas ideológico-religiosas y disquisiciones escolásticas—, sino también de la del Maestro Eckhard, la Cábala, la mística hindú y el sufismo árabe e iranio, así como su hermandad en el desamparo con unos pocos poetas contemporáneos afines y cuyo desarraigo comparte.
Esta apertura hacia otras culturas y afán de conocimientos, insólitos en un país como el nuestro —tradicionalmente ovillado sobre sí mismo y en el que el poeta o novelista que triunfa se limita a la lectura de quienes imitan conforme a lo que Antonio Saura denominaba "el hipo de la moda"—, es la de un español de otra manera, exiliado cultural de la dictadura franquista y aireado por su larga estancia en el extranjero. Inútil precisar que dicha curiosidad intelectual y amplitud de miras suelen ser juzgadas de forma negativa por la tribu castiza y una oficialidad reglamentadora de cauces, normas y parámetros. La pregunta que se formulaba sotto voce y con tono desabrido —"¿Por qué se toma a ése por poeta judío?"— es perfectamente simétrica al "¿A qué viene ese interés suyo por el mundo árabe?" con la que me han obsequiado también, con diferentes grados de agresividad, algunos de mis paisanos.
Gallego militante, José Angel Valente nació en Orense en 1929.La poesía se convirtió pronto en un cobijo, en una actitud ante las cosas, en una forma de entender el mundo y descifrarse en él. Estudió Derecho y terminó Filosofía y Letras. Vivió el Madrid de los años 50, gris plomo por dentro y por fuera. Viajó a Oxford después de la irremediable mili en Ceuta (que a él le sirvió para entrar en contacto con la poesía marroquí contemporánea).Sufrió un consejo de guerra y marchó a París, y marchó a Ginebra, y allí quedó, establecido como funcionario de la Organización Mundial de la Salud. «Yo fui un joven escritor en un tiempo sombrío», apuntó en 1966, año en el que publica uno de sus títulos esenciales, La memoria y los signos.