lunes, 17 de diciembre de 2018

INSTANTÁNEAS DE UNA NUERA - ADRIENNE RICH

el placard: INSTANTÁNEAS DE UNA NUERA - ADRIENNE RICH










1.

Vos, antes una belleza de Shreveport,
con el pelo teñido de henna y la piel como un capullo de durazno,
todavía te hacés los vestidos copiando los de esa época,
y tocás un preludio de Chopin
del que dijo Cortot: “recuerdos deliciosos
que flotan como un perfume en la memoria.”

Ahora tu mente, se apolilla como torta de casamiento,
cargada de experiencia inútil, rica
en sospecha, rumores y fantasía,
se desmorona bajo el filo del cuchillo
de los hechos. En la flor de la vida.

Exaltada y furiosa, tu hija
enjuaga las cucharas, crece de otra manera.


2.

Al golpear la cafetera en la pileta de la cocina,
oye a los ángeles recriminarle y mira fuera
el cielo sucio más allá de los jardines rastrillados.
Una semana desde que le dijeron: No tengas paciencia.

Lo siguiente fue: Sé insaciable.
Después: Salvate a vos misma, a otra no podés salvar.
A veces deja que el agua de la canilla le escalde el brazo,
o que un fósforo arda hasta quemarle la uña del pulgar,
o deja la mano encima del pico de la pava
justo en el chorro de vapor. Seguro son ángeles,
porque ya nada la lastima, excepto
la arenilla de cada mañana metiéndosele en los ojos.

3.

Una mujer que piensa duerme con monstruos.
Se convierte en el pico que la sujeta. Y la Naturaleza,
ese baúl espacioso de tempora y mores[1]
con la tapa suelta
se llena de todo eso:    los azahares mohosos,
las pastillas femeninas, los pechos terribles
de Boadicea[2] bajo las orquídeas y las cabezas de zorro.

Dos mujeres atractivas, trenzadas en una pelea,
orgullosas las dos, agudas, sutiles, las oigo gritar
detrás del vidrio repartido y las mayólicas
como Furias arrinconadas lejos de su presa:
La disputa ad feminam, ¡todos los cuchillos viejos
que se me oxidaron en la espalda, los clavo en la tuya,
ma semblable, ma soeur![3]

4.

Reconociéndose muy bien una en la otra:
sus dones no son puro deleite, sino una espina,
el pinchazo afilado ante el mínimo desdén...

Leyendo mientras espera
que se caliente la plancha,
escribiendo, My Life had stood —a Loaded Gun—[4]
en esa despensa de Amherst mientras las mermeladas hierven y se pudren,
o más seguido,
con ojos de hierro y pico y dispuesta como un pájaro,
limpiándolo todo en el depósito de la vida diaria.


5.

Dulce ridens, dulce loquens,[5]
se afeita las piernas hasta que relucen
como un colmillo de mamut petrificado.

6.

Cuando con su laúd Corina canta[6]
ni las palabras ni la música le pertenecen;
nada más el cabello largo que le roza
la cara, solamente la canción
de la seda sobre sus rodillas
y estas
se acomodan en un abrir y cerrar de ojos.

En el aire, temblorosa e insatisfecha ante
una puerta abierta, jaula de jaulas,
decinos, pájaro, vos, máquina trágica—
¿esto es el fertilisante douleur[7]? inmovilizada
por el amor, para vos el único acto natural,
¿estás mejor afilada
para violar los secretos de la bóveda? Nuera, ¿La Naturaleza
te mostró los libros de cuentas
que los hijos de ella no vieron nunca?

7.

“Contar en este mundo incierto con algún refugio
que no pueda ser destruido, es
de importancia primordial.”[8]
                                                     Así escribió
una mujer, en parte valiente y en parte buena,
que peleó contra lo que comprendía en parte.
Pocos hombres alrededor hubieran o podrían haber hecho más,
de ahí que la catalogaran de arpía, alimaña y puta.


8.

“Todas ustedes se mueren a los quince”, dijo Diderot,
y se volvió en parte leyenda, en parte convención.
Sin embargo hay ojos incorrectos que sueñan
detrás de las ventanas nubladas de vapor.
Todo lo que pudimos haber sido,
todo lo que fuimos —fuego, lágrimas,
ingenio, gusto, ambición de mártir— agita
deliciosamente, como el recuerdo del adulterio que no fue,
el pecho agotado y fláccido de nuestra madurez.


9.

No que se haga bien,
pero ¿que por lo menos se haga? [9]¡Sí, pensá
en las posibilidades! U olvidate para siempre.
Este lujo de la niña precoz,
la inválida crónica de “el tiempo es oro”,—
Queridas, si pudiéramos,  ¿renunciaríamos a él?
Nuestra ruina resultó nuestra ventaja:
para nosotras el talento fue suficiente—
brillo en borradores y fragmentos.

No suspiren más, señoras.
El tiempo es macho
y en sus copas brinda por la belleza.
Aturdidas por la galantería, oímos
adular nuestras mediocridades,
la indolencia vista como abnegación,
la desidia, como intuición elegante,
se nos perdona cada lapsus, nuestro único crimen
es proyectar una sombra muy nítida
o romper directamente el molde.

Para eso, el aislamiento,
gas lacrimógeno, bombardeos de dolor.
A ese honor hay pocas aspirantes.


10.

Bueno,
tardó mucho en llegar, la que debe ser
más despiadada consigo misma que la historia.
Con la cabeza de lleno en el viento, la veo zambullirse
y atravesar de pecho la corriente,
atrayendo la luz
tan hermosa, al menos como cualquier chico
o helicóptero
suspendida, llegando,
sometiendo el aire con sus aspas finas 
pero su carga
no será de promesas,
sino entregada
tangible
nuestra.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...