jueves, 20 de diciembre de 2012

ANTONIO MACHADO PONDRÁ LA CORDURA DE LA POESÍA CONTRA LA LOCURA DEL NECIO





















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El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
.
El numen de estos campos es sanguinario y fiero;
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
.
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
-no fue por estos campos el bíblico jardín-;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín..

domingo, 16 de diciembre de 2012

Érase una vez Hans Christian Andersen

Érase una vez Hans Christian Andersen | Cultura | EL PAÍS

Érase una vez Hans Christian Andersen

El hallazgo del considerado primer cuento del autor de ‘El patito feo’ arroja nueva luz sobre su obra ‘La vela de sebo’ pudo ser escrito por su creador cuando tenía 18 años




Años antes de publicar La sirenita, El patito feo, La pequeña cerillera y centenares de relatos que lo convertirían en un clásico de la literatura infantil, un joven Hans Christian Andersen concibió la historia de una vela que no hallaba su lugar en el mundo hasta que una caja de cerillas acudió a su rescate, iluminándola y dotándole de todo su sentido. El primer cuento que escribió el entonces estudiante danés ha permaneció inédito durante casi dos siglos, hasta su reciente descubrimiento en un archivo familiar. Un hallazgo que ha sido calificado de “sensacional” en su patria natal.
El historiador local Esben Brage localizó el manuscrito hace apenas dos meses y, a pesar del corto espacio de tiempo transcurrido, diversos conocedores en la obra de Andersen (1805-1875) acaban de validar su autenticidad. Es el caso de Ejnar Stig Askgaard, principal responsable del Museo de la Ciudad de Odense (la ciudad danesa donde apareció la copia a mano del texto de Andersen) y experto en la obra del escritor. “Sin duda, este cuento de hadas debe ser contemplado como el relato más temprano de todos los escritor por Hans Christian Andersen; en él, el joven autor nos habla de la importancia que tiene la autenticidad de las cosas, la autenticidad del interior de nuestra mente frente a la poca trascendencia de la apariencia externa de las cosas”, explicaba ayer Askgaard a este diario.

Bajo el título The tallow candle narra la historia de esa vela de sebo decepcionada por el abandono y la incomprensión, pero que finalmente logra hallar su lugar en el mundo. Junto al enorme valor de tratarse del primer título del célebre cuentista, su hallazgo demuestra que el futuro novelista y poeta estaba interesado en el género infantil desde su juventud y bastante antes de conocer la fama. Así lo sostuvieron ayer algunos de los mayores expertos en la obra de el creador de El soldadito de plomo, entre ellos el mencionadoEjnar Stig Askgaard, quien expresó al diario danés Politiken su absoluta certeza sobre la rúbrica de La vela de sebo.
La primera página del cuento de Hans Christian Andersen. / AFP
Escrito en tinta sobre papel amarilla, el documento fue encontrado en el fondo de una caja que contiene parte de los archivos de una familia danesa, los Plum. No se trata del primer original escrito por Andersen, sino de una copia que encierra una pequeña historia (real). Durante su niñez, el autor contaba sus confidencias a la viuda de un vicario, Madam Bunklefod, a quien años más tarde quiso dedicar su primer cuento: “Para Madam Bunklefod de su devoto H. C. Andersen”, reza la inscripción que el joven adjuntó el manuscrito. La familia heredera de la dama hizo una copia del mismo (en la que también incluyó aquella dedicatoria del autor) y la envió a unos familiares cercanos, los Plum, en cuyo legado ha permanecido desde entonces. Nadie había reparado en ella y en el valor que encerraba, hasta que tan solo hace unas semanas, el historiador danés Esben Brage dio con lo que en principio parecía un simple pedazo de papel.
A decir de los expertos que han examinado minuciosamente el texto, el relato de la vela carece de la calidad y madurez de otras obras que grabaron en mayúsculas el nombre de H.C. Andersen, pero nos abre una importante ventana a sus primeros pasos en el arte del cuento. La pequeña y entrañable historia de la vela fue probablemente escrita entre 1822 y 1826, esta última fecha tres años antes de que el escritor sellara su debut literario. Sucedió a aquel estreno una extensa obra jalonada, entre otros, por más de 160 cuentos, por títulos como Las zapatillas rojas o El traje nuevo del Emperador que han sido y siguen siendo leídos por generaciones y generaciones de niños.

El hallazgo del manuscrito permite sumar un nuevo título a la dilatada obra de un autor universal. “Se trata de un cuento muy moralista, bastante sentimental y sobre todo consigue que un objeto material cobre plena vida”, valoró para el diario The Guardianla autora británica y especialista en cuentos infantiles Sara Maitland sobre el relato del inocente encuentro entre una vela y una caja de cerillas que logra insuflarle las ganas de vivir. “Es un relato muy, muy Andersen, no conozco a otro escritor que sepa conseguirlo de ese modo”, apostilló una Maitland que se declaraba extraordinariamente sorprendida por el hallazgo: “¿Cómo ha podido ese cuento estar tanto tiempo escondido en una caja? Me fascina que nadie lo haya descubierto antes, cuando el mundo está lleno de expertos en la obra de Hans Christian Andersen”
.

Añoranza del paraíso

Lo imagino una tarde fría de invierno de hace poco menos de doscientos años. Hace frío en Odense. El viento mece los tilos fuera de la casa y el pequeño Andersen imagina una canción. Está sentado en el suelo y cose un vestido para sus muñecos. Su madre remienda una camisa a su lado. El niño alza la vista y mira las manos enrojecidas de la mujer. Es lavandera y las aguas heladas del río le agrietan la piel.
Su padre le ha hecho un pequeño teatro de títeres y él prepara una representación con una historia que se ha inventado. El protagonista es un pato de pico desproporcionado que su abuelo loco ha tallado en madera. Se sitúa detrás del escenario para que no se le vea mover los muñecos, lo ha visto hacer así en la plaza de Flakhaven. El escenario es un delantal de su madre colgado entre la mesa y un taburete. La función comienza. Andersen sueña con ser actor...


.
La obra que le abrió a Andersen las puertas del parnaso fue escrita después de los treinta años. Relatos como La sirenita, El traje nuevo del emperador y otros muchos son una invitación a volver al cuarto de los juguetes. Despiertan nuestra capacidad de asombro, como hacía la madre del Patito feo cuando animaba a sus crías a mirar las hojas de los árboles pues creía que el verde era bueno para los ojos.
La miseria con la que convivió el pequeño Andersen, la locura y el alcoholismo presentes en su familia, el desprecio que sufrió por parte de los poderosos y el descubrimiento tardío de su verdadero don, no fueron suficientes para hacerle olvidar su añoranza del paraíso perdido. Quizá fuera su vida un viaje de retorno a aquella infancia donde empezaron a crecer sus sueños.
Hans Christian Andersen nació en una ciudad cuyo nombre invita a la ensoñación. Odense viene de Odín, aquel dios mitológico tuerto que dio uno de sus ojos en compensación por haber recibido tanto saber. La casa en la que creció se reducía a una sola habitación donde se repartían el espacio el taller de zapatero de su padre, la cama que éste había hecho con los restos de un catafalco y el banco donde dormía él. Fue en ese exiguo lugar donde el futuro fabulador empezó a inventar sus historias. Jugaba con sus muñecos, compañía que prefería a la de otros niños. En el tejado de la vivienda su madre tenía un cajón con tierra en el que cultivaba hortalizas y algunas plantas que traía la abuela del asilo municipal. Aquel jardín en miniatura es el mismo en el que Gerda y Kay cuidaban sus rosales antes de que llegara La reina de las nieves.

También en su casa escuchó

por primera vez el escritor las historias de Sherezade de boca de su padre. De él recordaría que las pocas veces que le había visto reír era cuando leía. Era un hombre fantasioso que se sentía víctima de la injusticia por no haber sido nunca admitido en el gremio de los zapateros. Leía la Biblia y meditaba en voz alta sobre ella para espanto de su mujer y su hijo, que consideraban blasfemias todo lo que decía. En una ocasión amaneció con algunos rasguños que se había hecho con un clavo de la cama, Hans Christian creyó que el diablo le había ajustado las cuentas por la noche para dejarle clara su existencia.
La madre de Andersen era supersticiosa y muy religiosa. Siendo el escritor muy pequeño, un soldado español le dio a besar una medalla, la mujer la tiró porque ésas eran cosas de católicos. Cuando murió su marido pensó que se lo había llevado la señora del hielo. Se refería a la imagen de una muchacha que el padre de Andersen decía haber visto en el hielo de la ventana. En 1811 pasó un cometa. La mujer presintió que iba a destrozar la Tierra y que traería grandes desgracias. El pequeño Hans recogió este suceso en el cuento El cometa. Su madre había tenido una infancia muy difícil. Mendigó por las calles al igual que le ocurría a La niña de los fósforos. El escritor reflejó la relación de su madre con la bebida en el relato No era buena para nada.
Andersen era feo y larguirucho, aunque reconocía que cuando su madre le peinaba con jabón su frondosa cabellera rubia "estaba hecho un primor". Era de natural soñador y taciturno no exento de vanidad, rasgo que se veía satisfecho con las representaciones de teatro que inventaba para sus vecinos y las charlas que improvisaba. En una ocasión, mientras hacía alarde de la claridad y timbre de su voz, le insultaron llamándole mujercita. A los quince perdió su voz de niño y como La sirenita, no volvió a cantar.
Solía acompañar a su abuela paterna al hospital de los locos donde ella trabajaba como hortelana. La anciana decía provenir de una familia adinerada que había caído en desgracia al perder sus tierras. A su abuelo los niños le seguían por las calles con gran jolgorio porque llevaba un tricornio de papel. Su nieto se escondía por miedo a que también se burlaran de él. Sabía que compartían la misma sangre.
Al pequeño Hans Christian le gustaba decir que sus orígenes eran nobles y que algún día el emperador de China saldría de debajo del río de Odense para colmarle de riquezas. Padeció los insultos de la gente que a veces le acusaban de estar chiflado como su abuelo. Siempre se sintió un marginado y se mostraba servil y sumiso con los poderosos. El día de su confirmación el párroco le humilló ante todos los niños haciéndole sentarse al fondo de la iglesia porque era el más pobre.

Cuando su padre murió, a resul-

tas de las secuelas que le dejó la guerra, su madre se volvió a casar. La mujer pensó que había llegado el momento de que su hijo tuviera un oficio e insistió para que se hiciera sastre. Pero Andersen tenía muy claro que quería ser famoso. Cuando decidió irse a Copenhague para probar suerte en el teatro, le resumió a su preocupada madre la fórmula que le llevaría al éxito: "Primero hay que pasar penalidades sin cuento y luego uno se hace famoso". La mujer decidió llevarlo a una curandera para que le leyese el porvenir. Se quedó más tranquila cuando la adivina le comunicó que el muchacho llegaría a ser un hombre importante y que algún día la ciudad se iluminaría en su honor, como luego resultó ser cuando lo nombraron hijo ilustre de Odense.
Tenía 14 años cuando se marchó a Copenhague y apenas si sabía leer y escribir. En el futuro se convertiría en uno de los personajes más retratados de su época y uno de los escritores más viajeros del siglo XIX. Realizó 29 viajes al extranjero, incluida España. Siempre llevaba una cuerda en la maleta para salvarse si había un incendio. Dejó memoria de los lugares que conoció en algunos libros.
Él es el soldadito de plomo, la princesa del guisante, el estudiante de las flores de la pequeña Ida, la sirenita, el niño que vio desnudo al emperador, el patito feo, el abeto siempre nostálgico hacia su pasado. Escribió de sí mismo "soy como el agua, a la que todo agita y en la que todo se refleja".
Anne Serrano es autora de la novela para niños La caja de Andersen.

Cuentos de nunca acabar


Con pocas excepciones, los inventores de los cuentos que seguimos contando a lo largo de los siglos son anónimos. Quienes imaginaron por primera vez las aventuras de Ulises y de Simbad el marino, de Edipo y del rey Arturo, de Fausto y de Don Juan no creyeron que fuera necesario firmar sus obras; tal vez les sorprendería saber que hoy asociamos sus invenciones con el prestigio de la literatura. Las excepciones, sin embargo, son honrosas y, para mí, conmovedoras. Poder ponerle un nombre y una cara a quienes una cierta noche soñaron con el conde Drácula o con el monstruo de Frankenstein, con Alonso Quijano o con el desdoblado doctor Jekyll, saber a ciencia cierta que estos magos se llamaron Bram Stoker, Mary Shelley, Cervantes o Robert Louis Stevenson, tiene algo de inaudito, de imposible. Aceptamos que Blancanieves y Caperucita sean apadrinados por los hermanos Grimm (quienes célebremente fueron sus recopiladores); más difícil es creer que la Reina de las Nieves y la enamorada Sirenita fueran la obra de un inspirado danés llamado Hans Christian Andersen.

A pesar de la engorrosa visita, Dickens nunca dejó de admirar los cuentos del danés cuya invención le maravillaba. Sin duda, Andersen se inspiró en leyendas populares oídas en su infancia. En Odense, su ciudad natal, habría escuchado de boca de sus padres y de sus abuelos fábulas y cuentos de hadas, y de los locos del asilo donde su abuela trabajaba y donde el niño pasaba horas enteras, los sueños y pesadillas de posesos y hechizados. Según señalan los especialistas, en una de sus primeras historias, La yesquera maravillosa, publicada cuando Andersen había cumplido ya los 29 años y se hallaba en la más penosa miseria, hay ecos de un cuento folclórico escandinavo, La candela embrujada. Tal ascendencia es probable, como es probable que no exista obra alguna, por más original que nos parezca, enteramente impune de tradición. Lo cierto es que si La pequeña vendedora de cerillas, El ruiseñor del emperador de China, Los zapatos rojos fueron inspirados por narraciones más antiguas, Andersen supo darles la forma justa que los convirtió, para nosotros, sus lejanos lectores, en memorables.naje de uno de sus cuentos, Andersen fue hijo de una lavandera y de un zapatero, que quiso ser hombre de teatro, que creyó que sus atiborradas novelas, melodramáticas obras teatrales, lacrimosos libros de poemas, severas crónicas de viajes y varias jactanciosas autobiografías le otorgarían fama literaria, que juzgaba sus cuentos meras smaating o pamplinas. El hecho de que lectores del mundo entero sólo conocieran y admiraran estas últimas, nunca dejó de atormentarlo. Charles Dickens, cuyos Cuentos de Navidad deben mucho a Andersen, quiso conocerlo y lo invitó a pasar un tiempo en su casa de Londres. Andersen, para quien Dickens era "el autor más grande del mundo", aceptó entusiasmado y permaneció más de un mes en casa del novelista. Para la familia de Dickens, la visita fue una pesadilla. Como Andersen decía perderse fácilmente en los laberintos de Londres, se quedaba días enteros en el salón recortando innumerables muñequitos de papel o haciendo ramitos de flores que prendía a escondidas a los sombreros de sus anfitriones. Mientras tanto, hablaba sin parar, pero nadie entendía lo que decía. "En francés o en italiano, es un salvaje; en inglés, un sordomudo", se quejó Dickens a un amigo. "Mi hijo mayor dice que no hay oído humano que pueda reconocer su alemán ¡y su traductora opina que no sabe hablar danés!". Cuando por fin se despidió, Dickens puso un cartel en el cuarto de su huésped que decía: "Aquí durmió Hans Christian Andersen durante cinco semanas que para mi familia fueron eternidades".

¿Qué es esa forma? Como tan

tas historias que adquieren misteriosamente inmortalidad literaria, los cuentos de Andersen se recuerdan mejor que se leen. Quiero decir: en la página, una cierta intención moralizadora, un dejo de cursilería, un humor algo pedestre y toda suerte de convenciones retóricas obstaculizan la lectura. Leídas en la infancia, cuando somos capaces de leer sin que nos ofusquen las manías del autor, o en el caritativo recuerdo que tanto olvida o perdona, estas trampas del estilo desaparecen y el cuento queda, destilado y pertinaz. No necesito volver al texto para sentir, aún hoy, el delicioso terror que me causó hace ya medio siglo la historia de la niña que pisó un pan para no ensuciarse los zapatos y que, hundida como castigo en el lodo, oye que otros niños cantan su terrible historia. No me hace falta releer el cuento de la ropa nueva del emperador o el Bildungsroman del patito feo para aplicar sus lecciones a tantos momentos de mi vida. ¿Y cómo olvidar la historia del viajero acompañado por un misterioso desconocido que se revela ser alma de un hombre que ha muerto pero que también (lo siento a mi lado mientras escribo) es otra cosa?
Desconozco la fecha precisa en la que leí los cuentos de Andersen por primera vez; me parece conocerlos desde siempre. Los conozco, pero (como la mejor, la mayor literatura) no los entiendo del todo. No logro seguir paso a paso la saga de la pequeña Gerda en busca de su amigo Kay, el de la astilla de cristal en el corazón; no sé por qué el hermano menor de la princesa se ve condenado, al acabar la historia, a conservar una triste ala de cisne, no me explico el trágico final del soldadito de plomo. Siento sin embargo que estas historias son necesarias, que no podrían suceder de ninguna otra manera y que yo, que tantas otras he leído, no sería capaz de concebir el mundo sin ellas.

martes, 20 de noviembre de 2012

MARIANNE MOORE es nuestra proxima cita con la poesía

O PROXIMO LUNS 26 DE NOVEMBRO TENDREMOS CON NOS A MARIANNE MOORE, SEUS POEMAS.
Sera como sempre na Biblioteca MUnicipal, na Praza de España, as sete e media do seran.
Estades todas e todos invitados . Saúde




POESÍA

A mí también me desagrada: hay cosas más importantes que esta fruslería.

Leyéndola, eso sí, con el más completo desdén, uno descubre que, después de todo, hay

en ella espacio para lo genuino.

Manos que pueden agarrar, ojos

que pueden dilatarse, pelos que se paran

si es necesario, estas cosas son importantes no porque una

interpretación altisonante puede imponérseles sino porque son

útiles; cuando se vuelven derivadas hasta lo ininteligible,

lo mismo puede decirse de todos nosotros, que

no admiramos lo que

no entendemos: el murciélago,

colgado cabeza abajo a la espera de algo que

comer, elefantes empujando, un caballo salvaje revolcándose, un lobo infatigable bajo un

árbol, el crítico inmutable crispando la piel como un caballo que siente una pulga, el

hin-

cha del fútbol, el estadístico–

tampoco vale

ejercer la discriminación contra los “documentos de negocios y textos

escolares”; todos estos fenómenos son importantes. Uno debe distinguir,

empero: cuando la empujan hacia la notoriedad los poetastros, el resultado no es

poesía,

al menos no hasta que aquellos de entre nosotros que son poetas puedan ser

“literalistas de

la imaginación” –por sobre

la insolencia y la trivialidad y puedan presentar,

para ser inspeccionados, jardines imaginarios con sapos de verdad en ellos,

la tendremos. Por el momento, si solicitas por una parte

la materia prima de la poesía en

toda su crudeza y

por otra parte lo

genuino, entonces te interesa la poesía.



POETRY

I, too, dislike it: there are things that are important beyond all this fiddle.

Reading it, however, with a perfect contempt for it, one discovers that there is in

it, after all, a place for the genuine.

Hands that can grasp, eyes

that can dilate, hair that can rise

if it must, these things are important not because a

high sounding interpretation can be put upon them but because they are

useful; when they become so derivative as to become unintelligible,

the same thing may be said for all of us, that we

do not admire what

we cannot understand: the bat,

holding on outside down or in quest of something to

eat, elephants pushing, a wild horse taking a roll, a tireless wolf under

a tree, the immovable critic twitching his skin like a horse that feels a flea, the base-

ball fan, the statistician–

nor is it valid

to discriminate against “business documents and

school-books”; all these phenomena are important. One must make a distinction

however: when dragged into prominence by half poets, the result is not poetry,

nor till the poets among us can be

“literalists of

the imagination”–above

insolence and triviality and can present

for inspection, imaginary gardens with real toads in them, shall we have

it. In the meantime, if you demand on one hand,

the raw material of poetry in

all its rawness and

that which is on the other hand

genuine, then you are interested in poetry.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Luns 12 de novenbro, TOMAS SEGOVIA con nos

 ESTE LUNS 12 DE NOVEMBRO CO OUTONO BAIXO Os PÉS DO LUME E O CEO COCIÑANDO O FRÍO,
LEREMOS A Tomas SEGOVIA, RECORDAREMOS O seu PASO POR ESTA CIDADE E POR ESTE LUGAR.
OS ESPERAMOS E ASÍ PODER GOZAR DA SABEDORÍA FEITA EMOCIÓN POETICA, alta palabra para enfrontar os vertedoiros da imbecilidad.

ESTE LUNES 12 DE NOVIEMBRE CON EL OTOÑO BAJO LOS PIES DE LA LUMBRE Y EL CIELO COCINANDO EL FRÍO,
LEEREMOS A TOMAS SEGOVIA, RECORDAREMOS SU PASO POR ESTA CIUDAD Y POR ESTE LUGAR.
OS ESPERAMOS Y ASÍ PODER DISFRUTAR DE LA SABIDURÍA HECHA EMOCIÓN POETICA, alta palabra para enfrentar las escombreras de la imbecilidad.
https://sites.google.com/site/tomassegoviapoemas/

AS SETE E MEDIA NA BIBLIOTECA CENTRAL DE FERROL, na Praza de España

miércoles, 7 de noviembre de 2012

TOMAS SEGOVIA, ESTE LUNES 12 DE NOV. DE 2012

TOMAS SEGOVIA UNA VEZ MAS ENTRE NOSOTROS. NOS VISITO Y TUVIMOS LA SUERTE DE ESCUCHARLE, DE COMPARTIR CON ÉL Y CON SU COMPAÑERA LUISA, LAS REFLEXIONES Y LOS POEMAS.
ESTE LUNES 12 de Noviembre leeremos sus poemas, un recuerdo y una celebración.
SIEMPRE ESTARA CON NOSOTROS

OTOÑAL

Un frío vivo y lúcido
Abre sus altos ojos
Y despeja con eso todos nuestros caminos

El acucioso sol de otoño
Pone sobre la piel del rio
Una diamantería aguada y trémula

Y el tiempo como quien acaba
De poner término a un viaje
Se prepara a sentar cabeza
Y sin prisa y con todo recogido
A estarse quieto en casa.

                               (de RASTREOS)

y aqui unas palabras sacadas de un texto de GARCIA MONTERO sobre el poeta que nos ocupa.

"
Finalmente, quiero aclarar que se trata de una inteligencia muy poco fría. No asistimos al hielo de la conciencia, porque el pensamiento de Tomás Segovia es extremadamente sensual. Habíamos leído antes: «un lenguaje corporal, movible y sin sentencias». Pues bien, realmente se trata de un lenguaje corporal. En la poesía de Segovia el amor se convierte en proceso intelectual, pero a costa de que la inteligencia se haga carnal, un medio de vivir y meditar la sensualidad. En Historias y poemas, por ejemplo, hay un magnífico conjunto de poemas amorosos: «La semana sin ti». En Lapso, son importantes los poemas radicales de amor: «No pierdo nunca mi noción de amor».
 ..........................
 ...........................
"Esta inteligencia es una aliada, una cómplice de la sensualidad. Hace que el nómada no se refugie definitivamente en la nostalgia, no renuncie el mundo, viva también instalado en el presente. Como en el poema «Confesión» de Anagnórisis: «El día es tan bello que no puede mentir, comemos de su luz nuestro pan de verdad». Por esta sensualidad de la inteligencia de Tomás Segovia se puede pasar de la luz provisional a la luz de aquí, del desarraigo y la nostalgia al presente, de la sequedad del pensamiento a la poesía. Luz de aquí es el título de un libro de 1958, pero también el lema que sirvió para titular la antología publicada en Ocnos, en 1982, que difundió en mi generación la poesía de Tomás Segovia. Y es que esta realidad de la luz condensa las dos fuerzas que tensionan su poesía: inteligencia y sensualidad. Es esto lo que yo, como lector y poeta, he aprendido en los libros de Tomás Segovia. Un poeta nómada, desarraigado, que frente al malditismo opta por el camino de la inteligencia, pero de una forma sensual, con un gesto lírico que lo ata al presente. Esta dialéctica del vértigo y de la realidad, del lenguaje movible, pero corporal, caracteriza la poesía de Tomás Segovia y la convierte en un referente fundamental en la poesía española contemporánea."


martes, 30 de octubre de 2012

CHUS PATO en el Club de Lectura de Poesía, Ferrol

O Club de Poesía da Biblioteca Central da praza de España recuperou a actividade esta temporada cun incremento de participantes, ao redor de trinta inscritos. A iniciativa, coordinada e dirixida por Karlotti e Guillermo Ferrández, desenvolveu onte unha lectura de textos inéditos da poeta Chus Pato (Ourense, 1955). A escritora, que estivo hai dúas temporadas no taller falando da súa obra, enviou varios textos inéditos para os lectores ferroláns que en breve estarán publicados no libro “Leviatán”.
Diario de Ferrol-2012-10-30-011-ae1034b1
A propósito do traballo coa obra desta escritora, Guillermo Ferrández destacou que “estamos ante unha poeta do pensamento, unha escritora comprometida coa palabra. Unha voz para quen a poesía é unha maneira de vivir e de estar no mundo. A súa é unha visión que vai do marxismo ao simbolismo. Ademais, interesounos o feito de que e súa creación foi á vangarda da nova xeración de poetas galegas que, como Olga Novo ou María do Cebreiro, están creando unha obra tan potente”

miércoles, 24 de octubre de 2012

LUNS 29, CHUS PATO

ESTE PRÓXIMO LUNS LEREMOS A Chus PATO. LECTURA DE POEMAS NOS QUE CON FRECUENCIA É O POEMA, A PALABRA, O OBXECTO DA súa poesía. 
Teremos a oportunidade de escoitar unha voz potente, sen concesións, sen concesións á comodidade do lector, poesía que se fai cargo do silencio e das súas criaturas, dun silencio que nos fala da desolación e do amor, e da soidade que nos nos funda.A lingua galega se rearma e constrúese en cada poema como un milagre da pedra e da choiva que habitamos.

lunes, 22 de octubre de 2012

A CASA ILUMINADA, un poema de CHUS PATO

A CASA ILUMINADA, forma parte de NÍNIVE (Libro premio LOSADA DIÉGUEZ 1996)

editado por XERAIS
COMO SE AÍ
nesa nau
estiveran escritas as palabras
as que ocultan o significado
as que pronuncio
Estou aí
na infinita engranaxe de perpiaño
no telon que oculta os ceos
na ondaxe
As palabras están nos ollos de Adosinda
no interior dos seus ollos
de Adosinda

fóra
hortas
unha árbore de froita
espida 
amnésica

terdarei moito rempo en comprender que o meu matrimonio se derruba

Adosinda escribirá sobre os carburos

sobre a silicose
sobre os carburos

Perpetua dalará dos Doors
dos suicidas

pronto non serei senón sombra da cidade
da Alameda a Belvís

de Belvís a Arzúa
os meus pasos
desaforados


Adosinda loe o poema de Gilgamesh
descoñece a obra das poetisas sumerias
a obra de Enkeheduanna
de Nin-Shatapab
de Shibtu
de Kirum
escribe:
"a morte é o graal que da miña espiña pende"
os versos para Georg Trakl
"sorrin as biudeiras
negro é a suor que mece os insomnios da mapoula"

nese tempo longuísimo que é o imposíbel retorno con David
esa imposibilidade que dura xusto o tempo que Adosinda inviste nunha pasaxe
cara ao inferno

Venecia formara parte dese horror

así me recorda Inés
no absoluto  terror das miñas lágrimas

Adosinda escribe sobre a inexistencia de Odiseo
escoito a Monteverdi
o labirinto son as relacións patriarcais
as relacións ue fan posíbel a Antigona
que fan inaudíbeis as profecias de Casandra

toda a traxedia ática non é senón un remorso

entón Gúdula e`plicarame polo miúdo como seducir a David

os ollos de Carlota mirándome
esixíndome que remate dunha vez
que me divorcie

naquel verso no que despedimos a Perpetua

nun ferry
da Transmediterránea
os zapatos brancos de Perpetua
a nosa firma
a túa

o invento foi desesperado

comenzou entón a miña obsesión por Oriente Medio
pola estirpe dos Lusignac
polos reis de Xerusalen
por Pafos
por Antioquía

anos máis tarde cando Adosinda escriba a paixón de Heloísa por Abelardo
e cando Celina
a fotógrafa
filme esa paixón por Abelardo
lerei para David as primeiras páxinas dun libro
o enterro do Mariscal
o mellor gerreiro de Inglaterra

así é que novamente quedei embarazada

nacín con Saínza ás dez e media da noite
do catorce de outubro

Saínza é a verdera autora dos versos de Adosinda Eriz

Saínza é a miña ósmose
o lugar onde recoñocerme
o Paradiso
que era difícil
realmente difícil pasar alí o Nadal
entón aconteceu aquilo entorno ao teléfono
unha chamada telefónica

e pensei que todos nós
todos os que presenciaramos aquela intensa traxedia
a traxedia de Gúdula e David levabamos esa marca
a marca desa aniquilación
dese tempo ardido
e pensei que eses cinco anos
anos pasados no seo desa familia
forón os únicos felices
e esa felicidade, a culpa pola súa perda era o que desolaba a miña vida
como unha enfernidade que todos nós padeciamos
soños de abandono
soños nos que todo, sen que se puidese saber porque se bifurcaba

pensei logo nunha chama reflectida no espello
nunha chama que ela mesma era o espello
e que as miñas maos podían atravesala
porque todo en nós fora consumido polas vicisitudes que tiveramos que vivir
e que eran o eco daquela situación feliz
que nos foramos así devorados
reducidos a brasa
a cinza
emerxía aquela ferida e tornábase irrealidade a vida
soño e confusión o estar desperta
e realidade aquela outra vida abandonada
os cinco anos do meu matrimonio con David
a vida transcorrida naqueles  cinco anos
na casa de Gúdula e David
O que me atormentaba non era en si a dor nin o seu agromar
sinón a inversión entre os soños e o diurno
que os soños ocupasen a miña conciencia do real
e o real o lugar dos soños
Como se aquel amor fose eterno
se confundira coa eternidade
coa eternidade do sufrimento

como nun bosque a eternidade
e ese era o país das lágrimas
da serenidade
o camiño da morte
da razón
do suicidio

a casa iluminada
a casa onde se celebran festas
a casa de Gúdula e David

-a penas si sei se esta desgracia é miña ou tamén o teu destino

Adosinda recordara os traxes
os elegantísimos traxes de Inés
a maxistral escritora de relatos
 a meller do Comite Central

no pequeno museo de Vassareli
en Aix
de Provence.

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