martes, 4 de febrero de 2014

MAITE DONO, DORES TEMBRÁS Y CLAUDIO RODRIGUEZ FER, NUESTRAS LECTURAS DO LUNS




O pouso do fume, 2009
cartografía de palabras
repetir cada signo
dentro da cuadrícula
papel en branco
pozo infindo
as palabras esvaran
por iso sempre cuadrículas
para salvalas
pequenas casas
onde vivir para sempre
--
recibir anacos de louza apenas
pezas descunchadas inmóbiles
e naquela vitrina atemporal
descubrir selos e estampas de mortos
cubertería de alpaca verde
sabor inconfundíbel na sopa
daguerrotipos con cirurxía a lapis
e imaxinar intertítulos cos ollos abertos
perseguir a couza asasinándoa a palmadas
na loita pola madeira
aínda que en segredo
o seu labor me fascinara
e chegar ás escaleiras últimas que
levaban aos segredos
aos frascos vellos con recendo a menciña
baixar amodo
non caer
sortear o recendo do leite tépedo
e mirar por entre as contras
todo o que non pasaba
--
nin circunferencia
nin esfera
nin círculo
redondel si
--
morreu
de peste
o limoeiro
vina chegar
dende a fiestra
tantas tardes
as follas negras
os citróns secos
ula prata aceda?
as espiñas da infancia
aínda infectas
--
amarotes nos balados
camiño da escola
saltóns
miñocas
dúas galletas na man
ata a cancela aberta
para chegar onda o punzón
e na cociña
a Sra. Antonia
chop chop a confitura
dende entón
o corazón
coma o marmelo
balorecido

.........
...........




NINFA POBRE
“STRANGE LITTLE GIRL



[…]La fuente llora, sola, con prolongado éxtasis…
Es la ninfa que sueña, apoyada en el ánfora […]

Arthur Rimbaud



Llegué a esta ciudad a encontrarme con el Árbol
El Dragón dicta:
“Muy blanca pero pobre
Pobre de pobreza estrellada recoda de los locos
Recoge lluvias y truenos con sus brazos
Porque uno guarda en su seno”

Y desconozco aún…    
La llave que abre el hueco de la Luz
(Me entretengo en medir la envergadura de un albatros mientras
…O distraída me masturbo)
(…
Y yo que aborrezco los cuencos y las cuencas
Los pares las paremas
Palabras excesivamente redondas para mi gusto
A ojos ensopados someto mi vida
Niñas que jamás se acostumbran a una pérdida
Que dejan sus manos en manos de la sombraluz
Alzadas Abandonadas
Como vírgenes rotas de vigilias
Exiliadas de candor
Tizónidas
Arden
(…

“Jamás dejes de mirar el horizonte, niña
Por donde se fue volverá”
?



Que dicen tantas cosas
En la calle dicen tantas cosas
Y ve tú a saber cuantas son ciertas
Porque mentiras hay muchas
Tantas como cucarachas
Tantas como espasmos
Como motas de polvo
Como agonías
(…

Rodeada por mis cuatro costados
Indigente de sosiego
Colmillos versus flores
Fauces sangrientas versus jabón
Invocar a la vida
Que escapa

(…

EL DRAGÓN.-
Hoy de nuevo te veo venir demasiado blanca
No hay forma que puedas reunir tu sangre en un hueco seguro
Parirás sola Un universo vacío

NINFA POBRE.-
Quedan charcos tras la lluvia y ascienden como mordazas 
De las lágrimas llueven los océanos 
Los océanos son los nenúfares de mi digestión
(Rezar oraciones maravillosas)
  
CLAUDIO RODRIGUEZ FER



          LUIS PIMENTEL

¿Te acuerdas amigo Luis de Lugo libre
antes del espanto sobre el fango?
Entraba la mañana por tu plaza
y la luna abandonaba los bancos de la alameda.
Desde la ventana acristalada
veias levitar tu ciudad
en el espejo que llevaba un obrero
encima de la cabeza.
Bajabas con cuidado
por no romper las sábanas de niebla
y lentamente sólo tú paseabas.
(Lejos los arrabales se acercaban).
La música del palco
ponía guantes blancos a las banderas.
Después llegaba el atardecer:
la hora en que la ciudad era paisaje.
Por la calle subían las casas en muletas
y las murallas se dormían redondas y suaves.
Tu decías: «Atardeceres de mi villa,
largos, casi eternos.
(Los años pasan rápidos;
los días, lentos)».
Y Lugo se abandonaba a la noche
vigilado por su poeta de guardia.
Pero una noche de lenta puesta de sol
desamparaste de versos tanta calma.
Y tu que creías que en un pueblo pequeño
no había asesinos
comprendiste que la ciudad había muerto.
Con nadie podías cambiar tu sonrisa
y todos los rostros resultaban forasteros.
Para ti jamás volverían a ser alegres
las banderas que sangran anilina.
Los arrabales abatidos a balazos
quemaban los últimos harapos
y los surcos se abrían a los cadáveres
que llenaban de metralla las vísceras de la tierra.
y cada verso que escribías
resultaba ser un surco de lágrimas
que se convertía en cuneta.
¿Te acuerdas amigo Luis de Lugo en luto
bajo la sombra fugacísima de las balas?
Poeta en nicho
cruzaste todavía el puente del terror
y hubo más palabras para tus versos.
(Tú sabías que la ciudad había muerto).
Seguramente un día
saludaste a mis padres
en el parque o en la alameda
y me dijiste algo
porque yo ya había cumplido
y mantenía implacable la alegría.
Pero tu sabías como nadie
que los niños también mueren
que existen niños solitarios y tristes
extraños niños
que conocen la muerte.
Prematuramente desvelado
yo nunca olvidé tu canción
para que un niño no duerma.
(En los arrabales ya no quedaban niños).
¿Te acuerdas amigo Luis de tanta sombra
sin luces por la bruma de Lugo?

                                                       De “Lugo blues”, 1987

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