Creé en mí diversas personalidades. Creo personalidades constantemente. Cada uno de mis sueños es de inmediato, en cuanto aparece soñado, encarnado en otra persona que pasa a soñarlo en lugar mío. Para crear, me destruí; tanto me exterioricé dentro de mí, que dentro de mí no existo sino exteriormente. Soy el escenario en el que diversos actores representan varias piezas." (De O Livro do Desasosiego)
Pessoa hizo del escribir su destino. Dicen que era una buena persona, amable, cordial, condescendiente.
Se negó rotundamente a los cambios que la vida le ofreció. Mantuvo su trabajo, justo para vivir como el vivió:
Sus visitas a Abel, mientras Alvaro de Campos frecuentaba a Caín. Me voy "al Abel", decía. Y varias veces a lo largo de la jornada se ausentaba camino de la cantina de Abel, el tabernero, donde con parsimonia pedía y bebía una copa de aguardiente.Y jamas perdía su talante. Fumaba cuatro cajetillas de tabaco. Frecuentaba tertulias de café. Copa y puro, seguramente.
Un amor, su compañera en la oficina, Ofelia. Y pensó en casarse. Pero era para él mas importante recrear el amor en su ausencia.
Siempre aplazando el hacer. Pienso en como mañana organizare lo que haré pasado mañana. Haré, haré, haré...Lo que se puede hacer mañana, mejor hacerlo pasado mañana...
Y escribía a cualquier hora, en los cafés, de noche, de día, de pie...
Esta actitud ante la vida nos conmueve y lo hace entrañable, entendible, querido.
Murió sin preocuparse lo mas mínimo por la fama, aunque la gloria, cosa de la posteridad, le merecía atención discreta. Mensajes, sera la único libro que publicara en vida.
No se movía de Lisboa, pero el Mundo le esperaba cada día.
Y él, levantando mapas de los días por venir. El futuro era su apeadero.
Le dolía la ausencia de los amigos muertos, pero no los tiempos que compartieron, sino el que no estuvieran ahora. Nada de nostalgia, y sí, una luminosa melancolía.
Alguien dijo que Fernando Pessoa es una creación de Borges.
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